Entre las consecuencias económicas más relevantes del proceso migratorio contemporáneo destaca el capital aportado por los emigrantes a sus regiones de origen. En este sentido, el trabajo centra su atención en las inversiones realizadas por los indianos retornados a Canarias, con la finalidad de medir su implicación en la modernización de su aparato productivo, iniciada a partir del régimen de franquicias establecido en 1852. La extensión del análisis hasta la Guerra Civil se explica porque en ese momento asistimos a un punto de inflexión, no sólo político, sino también en el marco económico y en el modelo migratorio isleño.
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