¿Quién no ha soñado con irse a vivir al campo? Huir de los agobiantes ritmos urbanos para zambullirse en la naturaleza. Semejante sueño omite un detalle: vivir en la ciudad se ha convertido en un auténtico lujo. Cada vez son más numerosas las famiias modestas obligadas a exiliarse al campo. Pero allí, la escasez de empleos y de servicios públicos empeora la precariedad de la que pensaban huir...
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados