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Resumen de Recuperación e incertidumbre

Sebastián Laffaye

  • Transcurridos más de dos años desde el comienzo de la crisis financiera, aún no es posible afirmar que se esté en camino de superarla. Si bien la recuperación de la demanda agregada comenzó hacia fines de 2009, en la gran mayoría de los países desarrollados de la OECD, en particular los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, los principales indicadores económicos brindan señales contradictorias.

    Los pronósticos del FMI confirman la hipótesis de una recuperación a ritmos diferenciados. La economía mundial crecería en torno del 4% en 2010; en los países en desarrollo la expansión sería del orden del 6%, mientras que en los desarrollados se ubicará en torno del 2%. En la Eurozona el crecimiento de la economía será más endeble, por debajo del 2%. Por otro lado, la elevada tasa de desempleo, la continuidad de altos déficits fiscales y los coeficientes de endeudamiento público, que en ciertos casos superan el 100% del PIB, son fuente de preocupación, tanto en los Estados Unidos como en varios países europeos. Si no se consigue reordenar esas situaciones, la incipiente recuperación puede verse seriamente comprometida.

    Entre los principales miembros del G20 se verifican diferencias respecto a cómo enfrentar la crisis. Por un lado, los EE.UU. y los países en desarrollo coinciden en que es prematuro retirar las medidas de estímulo, mientras que los países europeos, a muchos de los cuales agobia el peso de la deuda pública, consideran necesario retornar a la disciplina fi scal a fi n de brindar señales positivas a los empresarios y los mercados de capitales.

    Por el momento las naciones en desarrollo enfrentan un escenario más favorable que los países industrializados.

    Pero de no reducirse la incertidumbre y mejorar las condiciones de la demanda agregada en estos últimos, en el mediano plazo es factible que la inestabilidad termine por afectarlos, tanto a través del impacto sobre el comercio internacional como por la retracción de las fuentes de financiamiento.

    Alcanzar un escenario de estabilidad macroeconómica en el mediano y largo plazo implica tanto la reestructuración interna como la corrección de los desequilibrios entre los países superavitarios y defi citarios. En el primer caso se requieren ambios en la estructura del gasto público y en el funcionamiento del sistema financiero.

    Respecto al segundo, es necesario que las economías con superávits externos aumenten la demanda interna de consumo e inversión y que los países con défi cits en cuenta corriente disminuyan el consumo e incrementen el ahorro.


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