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Resumen de Evolución reciente de la economía internacional

Sebastián Laffaye

  • La crisis financiera internacional está repercutiendo con fuerza en la economía real, con serias consecuencias sobre el flujo del crédito y las inversiones. Su impacto negativo se ha trasmitido a una velocidad mucho mayor a la estimada inicialmente, provocando un ajuste en la demanda agregada global que ya afecta el desempeño del comercio internacional, y por ende, el nivel de empleo. La perturbación que se inició en los países desarrollados está afectando no sólo a esos países sino también la actividad económica de las naciones emergentes.

    Los organismos internacionales, tradicionalmente cautelosos a la hora de elaborar proyecciones, auguran una recesión para 2009, con fuertes caídas del PIB en los países de la OECD. A la vez, coinciden en señalar una marcada desaceleración del crecimiento económico en los países en desarrollo. Pese a las medidas fiscales y monetarias instrumentadas por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, la economía internacional continúa sin estabilizarse, hecho que se refleja en las sucesivas proyecciones del Fondo Monetario que muestran una mayor desaceleración o declinación de la actividad económica para 2009.

    Las políticas implementadas para hacer frente a la inestabilidad generalizada no despejaron la desconfianza en los mercados financieros, con lo que continúa la restricción del crédito. La incertidumbre ha llevado a las empresas y familias a aplazar los gastos, reduciendo la demanda tanto de bienes de consumo como de capital, con consecuencias negativas para el desempeño de la economía global y la generación de empleo. La pronunciada caída de la actividad industrial desde fines de 2008, que afecta tanto a los países industrializados como a las economías en desarrollo, ha generado un sensible incremento del desempleo a escala global.

    La actual crisis financiera y económica es una ratificación de que no se puede persistir en un sistema u orden económico que genera una alta imprevisibilidad y que, en lugar de asegurar un crecimiento equilibrado y sostenible de la economía mundial, entre los países y al interior de ellos, conduce al acortamiento de los ciclos económicos y acentúa las desigualdades. Sin normativas y un papel protagónico del estado, el mercado no funciona adecuadamente, es decir, no tiene autodisciplina. Superar los graves problemas que afronta la economía internacional requiere un cambio que reconozca la centralidad del papel de los Estados nacionales, tanto en lo que concierne al desafío interno del desarrollo sustentable con equidad como en lo que se refiere a los procesos de coordinación de políticas de regulación, a través de los foros internacionales pertinentes.


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