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Sedación terminal: el último recurso ante una «mala muerte»

  • Autores: Mónica Rodríguez Galdeano, E. Amat, A.C. Barnoso, A. Lazo, H. Kessel, N. Marín
  • Localización: Revista española de geriatría y gerontología: Órgano oficial de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, ISSN-e 1578-1747, ISSN 0211-139X, Vol. 38, Nº. 1 (Enero / Febrero), 2003, págs. 3-9
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • OBJETIVOS: Una «mala muerte» es siempre una emergencia médica, y la asistencia al moribundo una obligación clínica ineludible. Nuestro propósito claro fue demostrar empíricamente que esto es posible en el ámbito clínico de un hospital general.

      MÉTODO: Investigación clínica observacional y prospectiva, que describe los efectos de la intervención clínica «sedación terminal» en una serie de pacientes asistidos y en tiempo real.

      RESULTADOS: Un total de 36 enfermos moribundos (20 varones [55,5%] y 16 mujeres [44,6%], con una edad media ± desviación estándar [DE] de 70,47 ± 13,7 años), que presentaban una diversidad de afecciones médicas avanzadas e irreversibles (fallo respiratorio, 30%; neoplasia extensa, 23,3%; fallo cardíaco, 11%; fallo renal, 11,6%, etc.), recibieron como intervención de sedación, destinada a superar el último y extremo sufrimiento, uno de los siguientes fármacos por vía parenteral: propofol (5 pacientes [13%], con un rango de dosis de 8-480 mg; dosis media, 164 mg), midazolam (13 pacientes [36,1%], 2-100 mg; dosis media, 19,6 mg) y/o cloruro mórfico (23 pacientes [64%], 5-600 mg; dosis media, 156 mg).

      Todos los pacientes contaron con garantías sistemáticas, que incluyeron tanto el consentimiento informado (autonomía) como la proporcionalidad, la segunda opinión y un registro sistemático documentado según el protocolo escrito. Se obtuvo el consentimiento de 25 (69,4%) pacientes a través de un familiar de primer grado, 8 (22,2%) mediante directiva verbal avanzada, y 3 (8,3%) directamente por el propio paciente aún lúcido.

      El intervalo desde el inicio de la sedación y la muerte fue (media ± DE) de 39,56 ± 17,32 h. La moda fue de 12 h, la mediana de 22,5 h, y el rango de 1-216 h. En todos los casos se alcanzó el bienestar necesario.

      CONCLUSIONES: La asistencia que han recibido los pacientes de nuestro estudio facilitó el derecho a no sufrir inútilmente, y lo hemos probado empíricamente en el ámbito de un hospital general. Sugerimos que éste es un objetivo alcanzable y digno del mayor respeto, algo sustantivo, no propiamente retórico.


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