El presente artículo examina cómo la actual crisis económica en el Estado español, así como su gestión política, se ven configuradas por el género, adoptando para ello como eje analítico el concepto de acumulación originaria o acumulación por desposesión. Se sugiere que, lejos de constituir un proceso meramente fundacional, la acumulación originaria aparece, con la connivencia de los Estados, de forma continua en las crisis del capitalismo, incluyendo la actual, como mecanismo y palanca de superación de dichas crisis y se encuentra fundamentalmente marcada por el género. El aumento de la carga total de trabajo de las mujeres, así como la intensificación de sus responsabilidades reproductivas, no constituyen meros efectos colaterales de la crisis actual sino que más bien responden a una estrategia político-económica de privatización y re-hogarización de la reproducción en aras de la supervivencia de la economía considerada real. Estamos ante un nuevo cercamiento de los comunes en forma de reforzamiento actualizado de la división sexual del trabajo en el seno del hogar sin por ello provocar la salida de las mujeres de la economía llamada productiva sino, en realidad, aumentando su presencia en ella.
In this paper I examine how the current economic crisis in Spain, as well as the ways in which the State manages it, are shaped by gender. In order to achieve my goal, I adopt the concept of primitive accumulation or accumulation by dispossession as my main analytical axis. I suggest that, far from being a merely foundational process, with the complicity of the State, primitive accumulation appears continuosly throughout the crises of capitalism as a mechanism for overcoming them. It is also a process fundamentally marked by gender. The increase of women’s total work load, as well as the intensification of their reproductive responsibilities, are not simply collateral effects of the current crisis but rather result from a political-economic strategy of privatization and re-housewification of reproduction in the aim of saving the so called real economy. We are thus before a new enclosure of the commons which adopts the form of an updated strengthening of the sexual division of labor within the household. This does not result in women’s exit from the so called productive economy but rather in their increased presence in it.
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