En España, los "indignados" han ocupado las grandes plazas del país, denunciando una democracia que ya no les representa y rechazando una crisis que no es la suya. En la zona euro, la protesta brota y poco a poco toma como objetivo una Unión que ha servido de correa de trasmisión a las exigencias de los mercados. ¿Pero puede Europa ser de izquierdas?
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