La libertad no siempre se ha entendido de la misma manera, en sentido fuerte, es la capacidad del hombre de dar forma, es poder creador. El Romanticismo que bebe, entre otras en la tradición alquímica, habla fundamentalmente de la libertad como capacidad creadora en base a la unidad de lo real , la existencia de diferentes niveles del ser y, por tanto, de comprensión que nos conduce a reconocer nuestro poder creador y regenerador, la posibilidad de rehacernos para ser plenamente. Para Joseph Beuys, heredero de esta corriente, este es el sentido del arte: la manipulación de la materia y la palabra para alcanzar metas espirituales. Pero finalmente acaba creando símbolos del cambio más que provocando cambios reales. Beuys todavía se basaba en un modelo químico-mecánico del universo que no hace posible el cambio formal real.
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