La filosofía del arte se hizo hueco en la China imperial hace más de mil años. La influencia que las corrientes de pensamiento de China tendrían en su arte es fundamental. Por todo ello, en esta antigua cultura no todas las manifestaciones artísticas poseían el mismo valor: la pintura de paisaje, la caligrafía y la poesía, eran las artes nobles, dada su ligazón con el taoísmo filosófico. Cuando Occidente consume productos chinos se centra en las artesanías y no en las grandes creaciones del país, tanto por una cuestión de gusto como por desconocimiento de su teoría estética. Esta situación, presente en el siglo XVI en Occidente y mantenida sin cambios hasta el siglo XVIII, también reside en la manipulación bibliográfica sobre China, dominada por los escritos de los jesuitas. Las piezas chinas fueron tenidas en Europa por bellos ejemplos de la destreza oriental, pero carentes de sublimidad.
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