La onda expansiva del estallido del "caso Urdangarín" ha puesto en serios apuros a la familia real. A finales del pasado año, Zarzuela tuvo que tomar medidas extremas que acabaron llevándose por delante a su director de Comunicación. La prensa monárquica se ha visto obligada a dar detalles de una noticia nefasta para el rey y el príncipe. La sobreexposición en los programas del corazón ha añadido sal gorda al asunto. Y la discusión sobre la Corona ha tomado más fuerza que nunca. En medio de esta vorágine informativa, los medios afines y los partidos mayoritarios tratan de levantar un nuevo muro alrededor del monarca y su heredero. La oportunidad de abrir un debate sereno sobre la institución corre el peligro de verse sepultada de nuevo por el tabú.
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