Resulta importante conocer qué factores de personalidad se asocian con la adicción para poder distinguir a los adictos que requieren un tratamiento especializado de quienes no llegan a necesitarlo, así como diferenciar a los que consiguen la abstinencia de quienes persisten en el consumo a pesar de las consecuencias negativas. El modelo de Cloninger incluye variables biológicas y psicosociales que pueden ser caracterizadas en términos neuropsicológicos. Se analizaron dos muestras, una de sujetos con adicción a cocaína que iniciaban tratamiento (n=183) y otra de población no-clínica (n=183), equiparadas en sexo, edad y nivel académico. Se controló el abuso/dependencia de alcohol como variable independiente. Se apreciaron diferencias significativas y con gran tamaño del efecto entre los adictos y la población no-clínica en Búsqueda de Novedad y Autodirección, y con menor magnitud, en Evitación del Daño. Estas diferencias se incrementan cuando existe consumo problemático de alcohol añadido. Se establecieron los subgrupos de adictos (clusters) según el perfil de rasgos y se obtuvieron las diferencias en variables como impulsividad funcional/disfuncional, sintomatología disejecutiva y estrés percibido. Se identificaron 6 subgrupos, algunos de poca gravedad, caracterizándose los más graves por mayores niveles de impulsividad disfuncional, más sintomatología disejecutiva y mayores niveles de estrés percibido. La Autodirección parece reflejar el déficit de los sistemas prefrontales en la regulación de la conducta, así como en el control emocional y de los impulsos. Se sugiere la evaluación de la personalidad como herramienta más útil que la mera evaluación de síntomas para clasificar a los adictos, determinar sus necesidades y trazar un itinerario terapéutico.
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