Antoine Dumini, François Ruffin
El Banco Central Europeo, independiente de las deliberaciones democráticas, debía materializar la estabilidad monetaria. Pero ha conducido a la zona euro al borde de la quiebra. No obstante, la crisis ha reforzado su poder hasta el punto de que la suerte de los asalariados del Viejo Continente parece jugarse en Fráncfort.
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