Rosario García-Repetto, Angeles Pérez Torres, M. Luisa Soria Sánchez
La comunidad científica internacional acepta que el consumo de drogas de abuso o de sustancias psicoactivas por conductores de vehículos a motor supone un incremento del riesgo de sufrir un accidente. Por ello, en los últimos a�nos los distintos países de la Unión Europea han ido modificando su legislación sobre seguridad vial con el objetivo de adaptarla a los nuevos conocimientos existentes. Por regla general, dichas regulaciones establecen que la determinación del consumo de drogas se realizará «in situ» en fluido oral, siendo necesaria la confirmación de dichos resultados. Tras la revisión exhaustiva de la información existente sobre dispositivos de detección, métodos de confirmación y posible correlación entre concentraciones obtenidas en saliva y las existentes en sangre, podemos concluir que los conocimientos actuales no permiten establecer una relación directa entre una determinada concentración en fluido oral y la posibilidad de sufrir un accidente de tráfico, a pesar de que se sabe que el consumo de drogas de abuso afecta a la conducción.
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