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El cine Trocadero, un testigo de la Guerra Fría

  • Autores: Fernando Aparicio, Roberto García Ferreira
  • Localización: Contemporánea: historia y problemas del siglo XX, ISSN 1688-7638, Vol. 1, Nº. 1, 2010 (Ejemplar dedicado a: Enfoques transnacionales de la Guerra Fría en América Latina), págs. 27-48
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      En el Cine Trocadero, la noche del sábado 9 de octubre de 1948, la guerra fría irrumpió en el Uruguay. Esa noche se emitía en Montevideo el promocionado film anticomunista "La Cortina de Hierro". Tal y como había sucedido en otros países, los comunistas uruguayos intentaron interrumpir su difusión arrojando, a poco iniciarse la película, bombitas de alquitrán contra la pantalla. Era la señal de inicio del "sabotaje" que incluyó golpes con los pies al piso, insultos al imperialismo yanqui y vivas a la URSS. Alertada de esa posibilidad, la inteligencia policial -que vigilaba discretamente el local y sus adyacencias- actuó públicamente por vez primera iniciando una represión de proporciones que culminó con la detención de un número importante de comunistas. Trasladados a las instalaciones del servicio, varios de sus oficiales contemplaron el castigo físico y la tortura como manera de amedrentar a los detenidos. Sustentada en documentación del servicio policial, este artículo ilustra y discute las lógicas sobre las cuales aquél concluyó en que de allí en más redoblaría "serenamente su guardia" contra las actividades comunistas ya que había comenzado la lucha por la "defensa de nuestras instituciones democráticas".

    • English

      On a Saturday evening of 1948, on 9 October, the Cold War erupted in Uruguay at the Trocadero Theater. That evening, this Montevidean movie house was featuring the widely publicized anticommunist film "The Iron Curtain", and, as it had been appening in other countries, the Uruguayan communists tried to interrupt the show shortly after it started by hurtling tar bombs against the screen. This was the starting signal for the "sabotage", which included stomping against the floor, hurling insults against yanquee imperialism and cheering the USSR. The police intelligence services -who, alert to the possibility of such disturbances, had been discreetly watching the theater and environs- acted publicly for the first time and forcefully clamped down on the riot, arresting an important number of communists in the process. Once the detainees were jailed at the police premises, several of the intelligence officers contemplated using physical punishment and torture as a means of intimidation. The purpose of this article is -supported by police services documentation- to illustrate and discuss the reasoning behind the police intelligence service's decision to redouble, from that time onwards, "its serene vigilance" of communist activities, against the backdrop of the already declared struggle "to defend our democratic institutions".


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