No se perdía "La casa de la pradera", admiraba a Dalí, "último pintor del Renacimiento", y tomaba té cuando le prohibieron el vino. La relación con Luis Miguel Dominguín, primer hombre que rehusó que le retratara, se apagó por la ruptura del torero con Lucía Bosé. Son pinceladas de un artista insólito que exigió hasta el final que el Prado diera cobijo a su Guernica.
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