Su imagen progresista se vino abajo en apenas dos semanas. Las cartas policiales del 25-S y sus declaraciones, pronunciadas antes y después de los altercados que dieron la vuelta al mundo, la colocaron en el ojo del huracán. Cristina Cifuentes, nombrada delegada del Gobierno en Madrid tras la victoria electoral del PP gracias al apoyo de Esperanza Aguirre, a la que hoy muchos comparan, ha sacado la artillería pesada. Lo último, "modular" el derecho de manifestación, una propuesta que le ha granjeado más enemigos y una mala prensa que incomoda en el PP
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