El trastorno por déficit de atención e hiperactividad se caracteriza por una deficiente capacidad para concentrarse en una tarea, así como por hiperactividad motora e impulsividad. Se suele combinar con un comportamiento opositivo y agresivo, amén de trastornos en el aprendizaje. En la mayoría de los casos suelen existir alteraciones del comportamiento social y estados anímicos depresivos.
Los lactantes afectados por este síndrome se distinguen por unas características temperamentales desfavorables, como trastornos del sueño, trastornos alimentarios y una negativa interacción padres-hijos. Normalmente, a partir del tercer año de vida ya es posible determinar con seguridad el síndrome hipercinético. En el jardín de infancia, los niños llaman la atención por su hiperactividad motora e inadaptación social.
En la edad escolar, el déficit de atención y la impulsividad cognitiva llevan a unos malos rendimientos escolares con repeticiones de cursos y expulsión de la clase.
La evolución posterior es desfavorable cuando se producen simultáneamente agresividad, delincuencia y comportamiento disocial. En la adolescencia, la hiperactividad motora disminuye paulatinamente, en tanto persisten el trastorno por déficit de atención y la impulsividad. El futuro de los afectados depende del correcto establecimiento del diagnóstico y de una terapia multimodal consecuente, que se lleva a cabo a lo largo de varios años.
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