La industria tiene el aire comprimido como segunda fuente de energía, con el reto permanente de disminuir los costes energéticos. Sólo en Europa, se calcula que, de la potencia total de aire comprimido instalada, se pierde entre un 20% y un 30% si consideramos fugas y pérdidas de aire comprimido. Y cuando decimos "se pierde" queremos decir que se esfuma, es aire comprimido carísimo que se tira al ambiente.
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