Las nuevas tecnologías permiten poner en práctica iniciativas que estrechan la relación entre los ciudadanos y sus representantes políticos, ofreciendo canales para la participación directa en la toma de decisiones políticas y económicas. Experiencias como la de los presupuestos participativos pueden constituir un camino hacia una mayor implicación política de los ciudadanos. Para ello, hay que vencer la deriva conservadora que apuesta por la estrategia del analfabetismo digital, para que el acceso a las nuevas tecnologías y a la sociedad del conocimiento sea universal.
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