Durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012, médicos expertos observaron una alta prevalencia de asma y rinitis en los deportistas de élite. Aunque la mortalidad por este tipo de dolencias es muy pequeña, sí que está demostrado que pueden producir un deterioro en la salud de los deportistas y una predisposición para enfermedades más graves de las vías respiratorias. Así bien, ¿realizar deporte continuado puede producir ciertas enfermedades o hay algo oculto en este hecho tan desconcertante?
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