En las obras de Eduardo Arroyo brilla una peculiar aleación que une lo culto y lo peculiar, lo aristocrático y lo callejero, lo kitsch y lo castizo, bajo una sensibilidad que, sin ocultar su vinculación inicial a la estética pop, hunde sus raíces en el barroco español y recoge ciertas vetas del surrealismo. Arroyo es un artista de una inteligencia implacable, que a menudo le ha convertido en una figura incómoda, difícil de asimilar por las corrientes dominantes del arte contemporáneo. En esta entrevista colectiva interrogan a Eduardo Arroyo, cinco personas que conocen de primera mano su trayectoria: Juan Barja (director del CBA), Juan Cruz (periodista), Ferrán Barenblit (director del Centro de Arte Dos de Mayo), Gerard Mortier (director Artístico del Teatro Real), Laura Manzano (responsable de Artes Plásticas del CBA), Mario Muchnik (editor), Fernando Castro Flórez (historiador y crítico de arte), Luis Gordillo (artista) y Manuel Borja-Villel (director del Museo Centro de Arte Reina Sofía).
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados