Dolor y placer constituyen experiencias básicas de la sensibilidad humana y afectan de forma relevante a la calidad de vida de la población en general. El dolor, del tipo que sea, se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública por su gran repercusión socioeconómica y constituye una problemática que sobrepasa el marco estrictamente personal y sanitario para convertirse en un problema o enfermedad social. El dolor no solo afecta a la persona que lo sufre, deteriorando su calidad de vida, sino que también impacta sobre las familias, empresas, instituciones, etc., así como sobre la sociedad en su conjunto, debido a la incapacidad funcional que provoca. La enorme complejidad y multitud de aspectos y variantes que presenta el dolor hace que no signifique lo mismo para unos u otros.
Se han propuesto gran número de definiciones del dolor y del sufrimiento, lo cual refleja no solamente la enorme dificultad para encontrar una definición exacta, sino la imposibilidad de hacerlo, pues quien habla del dolor se refiere a él en términos y contextos completamente diferentes. Son los llamados �leguajes del dolor�, que lo que buscan es dar respuesta a realidades distintas. Los profesionales de la salud deben aprender a reconocer e interpretar los mensajes que los pacientes envían, respecto a su dolor y sufrimiento, mediante el lenguaje verbal y no verbal, así como el de sus enfermedades, acompañando las intervenciones profesionales de palabras y actitudes que las transformen en instrumentos de curación aún más potentes.
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