Contexto: Cada vez es más frecuente que los Ayuntamientos regulen la Inspección Técnica de Edificios considerando los desperfectos y las deficiencias que se aprecien, sus posibles causas y las medidas recomendadas, en su caso priorizadas, para asegurar la estabilidad, la seguridad, la estanqueidad y la consolidación estructurales, así como para mantener o recuperar las condiciones de habitabilidad. Uno de los capítulos a evaluar es la Cimentación. La inspección suele ser visual y la cimentación está oculta, se trata de una inspección sobre indicios. Las fisuras curvas y de gran entidad se consideran problemas de cimentación, sin embargo debería prestarse más atención a humedades y fugas de agua, con frecuencia origen de estos daños. Otro problema es evaluar si se trata de un movimiento activo o estabilizado.
Método: Realizar la inspección atendiendo a la ubicación de fisuras y humedades y, especialmente, a las zonas donde coincidan ambas. En un primer momento, debe ampliarse el estudio con la revisión de las instalaciones de saneamiento y abastecimiento de agua del edificio y con el control de movimiento del edificio.
Resultados: Salvo movimientos considerados peligrosos por su velocidad y que precisen una actuación inmediata, o un apeo, aunque las fisuras sean activas, si hay fugas en las instalaciones, es frecuente que, con la reparación el terreno se estabilice y no sea necesaria una reparación de la cimentación.
Conclusiones: Aportar criterios para evaluar las posibles causas y recomendar la necesidad de actuar sobre la cimentación tras una ITE negativa.
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