La extracción de petróleo y gas de esquisto presenta serios riesgos ambientales y ya ha generado protestas de gran amplitud, pero detrás de las nuevas tecnologías que la hacen posible hay poderosos intereses económicos y políticos. Los hidrocarburos no tradicionales son parte, además, de entramados geopolíticos que tienen a Estados Unidos como principal protagonista. Pese a ello, en los últimos tiempos, países como Francia y Bulgaria han prohibido el fracking hasta que se tenga más información sobre los riesgos y varios gobiernos locales de diferentes partes del mundo han tomado decisiones similares. Sin embargo, en América Latina es presentado como una nueva fuente de prosperidad.
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