Todo proceso mecánico lleva implícito un gran error. Afortunadamente a lo largo de nuestras vidas hemos ido viendo cómo la mecánica está siendo desplazada por la electrónica de precisión, pero todavía es el hombre, el cirujano en este caso, quien realiza las osteotomías, podríamos decir, a la vieja usanza con su correspondiente imprecisión.
Si partimos con esa desventaja tenemos que trabajar, fundamentalmente a la hora de hacer la férula, con exquisito rigor para que trsmita la información prevista, pero hay una serie de factores que he ido aprendiendo, fundamentalmente a través de mis errores, pero bien es verdad, que me ha obligado a estar continuamente revisando, "enmendando", y puliendo pequeños aspectos de la metodología para tratar de obviarlos y que ahora, de una forma muy intimista, he querido compartirla con el único objetivo de intentar ayudar a los profesionales y también a esos pacientes que confían en nosotros.
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