El cabildo eclesiástico de México inaguró a mediados de 1804 una biblioteca pública ubicada a un costado de la catedral. Según el reglamento, prviamente elaborado por el canónigo José Mariano Beristain de Souza, daría servicio a los habitantes de la ciudad de México todos los días no festivos de las 9 a las 12 horas. ¿Cómo era esta biblioteca? ¿Quiénes eran los usuarios? ¿Qué servicios prestaba además de la consulta?, ¿Cómo se habían adquirido los libros y con cuántos volúmenes contaba?, son algunas de las preguntas que se contestan en este artículo. Asimismo, se indaga si la biblioteca de la catedral fue un espacio social o un espacio público moderno, entendido éste como aquel donde se hace "uso de la razón" en público.
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