Desde 1982, México ha experimentado profundos cambios en el marco de la reestructuración del capitalismo. Esto determina, también, transformaciones en los procesos de comunicación, sobre todo en los mecanismos de participación democrática. El ombudsman de la comunicación, como defensor de los diversos sectores sociales ante la frecuente irresponsabilidad de los medios, es indispensable y puede canalizar la expresión pacífica de la población, sostiene el autor.
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