El cine nació como espectáculo absorto ante una locomotora, la máquina bufadora de "La llegada del tren a la estación de la Ciotat", de los hermanos Lumière. Un siglo después esta imagen sigue tirando del carro de los peliculeros y es el combustible de "El tren del infierno", "Amantes", "Paisaje en la niebla", "Europa" y muchas más películas de ahora.
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