No es cuestión de edad ni nacionalidad, sino de descaro. Una nueva casta de desvergonzados, cámara al hombro, han decidido someter al público a la tortura del cine de bajo presupuesto, en el que todo vale. Pero cuidado, los veteranos de la zona Z han desenterrado el hacha de guerra.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados