Don Pedro de Gándara, un constructor de línea dura formado en los años 60 españoles y una de las fortunas más importantes del país conoció en el transcurso de un viaje a Egipto a un sacerdote que le convenció de que él era la reencarnación de Tutankhamon y le instruyó en el capítulo de la transmigración de las almas según la hipótesis de que la civilización egipcia fue creada por los extraterrestres. Una vez en Madrid don Pedro recibió un escueto fax: "Una pirámide, debes construir una pirámide. Allí reposará tu cuerpo hasta que abandones esta dimensión y te reúnas con ellos". Don Pedro tenía dos enemigos que habían consagrado su vida a destruirle: Jaramillo, un periodista de investigación al que en su momento pegara un tiro en el glúteo medio y Luis de Gándara, su sobrino
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