La autora reflexiona sobre las razones por las cuales el periodismo actual carece de la óptica histórica necesaria para responder a las exigencias de fin de siglo. Fiel a los principios clásicos, el periodismo se sitúa en el primer nivel de lo noticioso y se niega a situarse en el segundo nivel propio de nuestra época: el del compromiso con el conocimiento y la eficacia comunicativa que supone un periodismo de servicio que responda a las circunstancias actuales, busque el significado profundo de los hechos sobre los que se informa y dé respuesta a las auténticas necesidades informativas del lector.
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