El homenaje como concepto abstracto lleva intrínseco, en mayor o menor medida, algo de hipocresía. Otra cosa es que en algunos casos, pocos y concretos, ese componente no exista. A buen seguro es el caso que nos ocupa. En primer lugar por el detonante que en este caso es Ricardo Morales, que ha demostrado sobrada solvencia en su labor para dignificar el diseño y a los diseñadores, aunque se le agradezca poco.
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