Aunque en 1507 el concejo de Caravaca ya había solicitado y obtenido licencia del papa Julio II para fundar un monasterio de franciscanos en la vieja ermita de San Bartolomé, lo cierto es que aquella patente no se puso en ejecución y habrá que esperar todavía hasta 1566, para que la Orden de San Francisco reciba autorización para fundar casas de religión en Cehegín, Moratalla y Caravaca. De manera que cuando comienzan las gestiones para procurar la instalación en Caravaca de la Compañía de Jesús, aún no se ha establecido ninguna orden religiosa y la villa sólo cuenta con clérigos seculares para celebrar la sagrada misa, predicar y procurar el adoctrinamiento de la población. De todo el proceso de creación de la primera comunidad jesuítica en la ciudad de Caravaca trata este fundado artículo.
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