La película tiene un look sombrío, pálido, correlato colorimétrico de la vida del protagonista, que debe vivir en escenarios nublados. Por ello la luz que planteó Josep María Civit está siempre tamizada y sin rebotes. El bosque también tiene un gran peso en la historia y las escenas nocturnas, donde más tensión existe, en muchos casos están cubiertas únicamente con linternas.
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