Esta producción es un guiñol potenciado y amplificado por los recursos de ambientación y lenguaje cinematográficos. No han sido pocas las dificultades sobrevenidas en el rodaje de esta puppet motion -mucho menos controlado en el set que la "stop motion"-, al tener que adaptar los reducidos tamaños de los muñecos a las condiciones de un rodaje a tiempo real: coordinación de movimientos de cámara y personajes, foco, iluminación, movimientos de cámara liliputienses... En este caso, no sólo se ha empleado el ingenio para escribir el guión sino para superar los mil inconvenientes técnicos de una producción modesta en presupuesto pero narrativamente ambiciosa. Juanjo Ramírez, director y guionista, y Alby Ojeda, director de fotografía, han sido los ejes fundamentales de la producción
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