Los conflictos de interés se refieren a condiciones en las que el juicio profesional que implica un interés primario (bienestar del paciente, integridad de la investigación, ética, enseñanza) tiende a ser influenciado por un interés secundario. Entre los conflictos de interés secundario se encuentran los de tipo intelectual que incluyen el avance académico, la competencia por fondos para investigación y la obtención de premios prestigiosos, así como los conflictos de interés financiero que surgen cuando un investigador es dueño de parte de la compañía para la que realiza un estudio o cuando trabajan como consultores de compañías o forman parte de los consejos de las empresas. En los países del Tercer Mundo destacan los conflictos de interés éticos. Las consecuencias de estos conflictos incluyen el daño a la salud del paciente e incluso la muerte, la minimización de síntomas de reacciones adversas, la disminución de la calidad de las investigaciones, la tendencia a favorecer al producto patrocinado y la probabilidad de que se retarden las publicaciones cuando los resultados no son los esperados. La conciencia médica debería reforzarse para evitar dualidades morales que dañan tanto a pacientes como a la ética médica.
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