Desde el estallido de la crisis económica, en 2008, las divergencias en el seno de la Unión Europea, van en aumento en cada nuevo cónclave que reúne a los veintisiete. El abismo entre socios del norte y pariféricos, o lo que es lo mismo, entre los más pudientes -y, hasta ahora, contribuyentes netos- y los más pobres castigados por la recesión, se va acrecentando por la negativa de los primeros a seguir poniendo más de su "bolsillo", y también por las políticas impuestas por la mayoría neoliberal que gobierna en gran parte de los Estados que configuran la Unión. La última Cumbre terminaba sin la aprobación de los Presupuestos para el período que abarca hasta 2020, y todo indica que en enero se aprobarán unas cuentas con un recorte de entre 80.000 y 100.000 millones de euros que será impuesto por Alemania, Reino Unido, Suecia, Finlandia, Holanda y Dinamarca. Los perjudicados serán los de siempre.
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