En la historia de las relaciones internacionales se han dado tres formas de regulación y control globales: el balance entre superpotencias, la bipolaridad y la formación de bloques hegemónicos. De cara a la actual coyuntura mundial el autor apuesta por la última posibilidad, tanto por ser la que produce mayor estabilidad como porque parece ser el paradigma de más probable configuración. En tales condiciones, Estados Unidos, Japón, La Comunidad Europea, Rusia y China son los llamados a ejercer como recionalizadores de una trama de relaciones que, a despecho de ciertas tendencias aislacionistas, apunta hacia el sostenimiento de un sistema económico global abierto.
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