Solo los valientes se meten en camisa de once varas, a riesgo de quedar chamuscados por un sistema judicial que no perdona la intromisión en un pasado tan tenebroso. Mientras que Garzón está a la espera de que le sea arrebatada la toga, por una u otra causa, los trajeados Camps y Costa, en lugares preferentes del sumario de la trama Gürtel, se van de rosistas.
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