Ni desaceleración ni ajuste, es crisis pura y dura. El petróleo no deja de subir, como los alimentos básicos de la cesta de la compra. El consumo se resiente. Las hipotecas salen un tercio más caras. Las familias hacven encaje de bolillos para poder llegar a final de mes en uno de los países del euro donde los salarios son ridículos. La especulación gana enteros
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