Amadeo Martínez fue uno de los pioneros en la idea de profesionalizar al ejército español. Teoría que le costó la carrera y cinco meses de prisión militar a finales de los años 80, hecho que considera un último estertor del franquismo. Sin tapujos, Martínez se confiesa pacifista y justifica la guerra de guerrillas y los comandos suicidas como único recurso de que dispone el ejército iraquí ante el potencial de las fuerzas de ocupación. Dedicado por entero al estudio y a la escritura, el coronel en la reserva prepara un libro sobre las fuerzas armadas del futuro, donde defiende la idea de los ejércitos supranacionales.
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