No es descabellada ni imprevisible la alianza entre BBVA y Telefónica. Aparte de las razones políticas, entidades financieras y empresas de tecnología se necesitan. Además, Juan Villalonga se va con quien más le da tranquilidad y buenos rendimientos, el nuevo BBVA. Ha vendido bien los cromos que le dio su protector, José María Aznar. Todos ganan.
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