La desgracia de Can Picafort (Baleares) y otras de menor gravedad, que han sucedido en los últimos días, han desatado una verdadera psicosis de terror hacia los perros. Pero, más que razas asesinas, lo que hay son razas no aptas para manos inexpertas o irresponsables, ejemplares desequilibrados o intrusos entre los adiestradores, que desacreditan la labor de estos profesionales.
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