La ruptura de los militares del "pacto de silencio" sobre negocios ilegales entre el Partido Comunista Chino y el Ejército Popular de Liberación, llevó al presidente Jiang Zemin a ordenar a las fuerzas armadas que se desprendieran de sus 15.000 empresas, un imperio económico que produce el tres por ciento del PIB chino y que es alentado por el deseo de los oficiales de enriquecerse rápidamente y sin prestar antención a los "valores morales" de las épocas de Mao Zedong y Deng Xiaoping.
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