No quiso abandonar Cuba cuando pudo hacerlo. Ama tanto a su país que jamás se le pasó por la cabeza la tentación de abandonar la isla. Y eso que los mejores ballets del mundo le ofrecieron ser la estrella del mismo. Alicia Alonso, una vez que aprendió en Nueva York todo lo que debía aprender, regresó a la Habana y allí creó su ballet. Y desde él se entregó a su pueblo, al margen de dictaduras, bien de Batista, bien de Castro, aunque nunca ha renunciado a su fidelidad por el artífice de la Revolución.
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