La tendencia más significativa del cine ruso contemporáneo, ejemplificada por los trabajos de Andrei Tarkovski y Aleksandr Sokurov, presenta una de las bases estéticas más sólidas y diferenciadas de la historia del cine, además de un caso de estudio particular dentro de las opciones de diálogo entre distintas artes visuales. Ambos, principalmente a través de una serie de operaciones de distorsión de la imagen, han construido relatos que defienden una idea específica del cine como arte, y del arte como filosofía frente a la temporalidad humana. Lejos de toda intención manierista, el modelo estético del que parten es el análisis de la perspectiva invertida de los iconos, realizada por el historiador del arte y teólogo ruso Pável Florenski a principios del siglo XX
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