La tomografía de coherencia óptica (OCT) es una técnica de imagen no invasiva que nos permite visualizar in vivo las diferentes capas de la retina. Entre ellas se encuentra la llamada capa de fibras nerviosas de la retina (RNFL), constituida por axones amielínicos de las células ganglionares, y que forma parte, por tanto, del sistema nervioso central. Recientemente, se han empezado a estudiar las posibles aplicaciones de la OCT en el ámbito de la neurología y, más concretamente, la utilidad de la medición del grosor de la RNFL en la esclerosis múltiple (EM). En estudios transversales, así como longitudinales, se ha demostrado que se produce un descenso de la RNFL tanto en los ojos afectos de neuritis óptica como en los no afectos en los pacientes con EM respecto a controles. Diversos estudios han demostrado una relación inversa entre el grosor de la capa de fibras nerviosas y la discapacidad neurológica o parámetros de atrofia cerebral en la resonancia magnética cerebral en estos mismos pacientes, pero se trata de correlaciones débiles y, en ocasiones, contradictorias. Aunque todavía nos quedan muchas dudas por resolver, el papel que la OCT puede tener en el mejor conocimiento de la enfermedad y en su seguimiento y monitorización parece prometedor. Revisaremos los diferentes estudios publicados en relación con el grosor de la RNFL en pacientes con EM.
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