Es uno de los profesionales que más ha influido en la publicidad española desde mediados de los Noventa. En su haber tiene propulsar el crecimiento de CP hasta ser una de las agencias más grandes de España y la más premiada del mundo; asumir con éxito la responsabilidad de devolver el lustre a una gloria agonizante como Contrapunto, o lanzar, junto con Juan Nonzioli, su propio negocio: Shacleton. Un modelo de agencia para el futuro que ha tenido un inusitado desarrollo, no sólo en el aspecto cuantitativo (casi 290 empleados entre Madrid y Barcelona, algo nunca logrado en España por una agencia en sólo cuatro años), sino también en el cualitativo (agencia del año en Cannes, El Sol, Imán, Echo y decimoquinta del mundo en el Won Report). Al tiempo que hacía todo eso, desde su labor asociativa ha sido uno de los principales impulsores de una regeneración del sector que sólo mirando atrás se percibe. Pero, lo más extraordinario, es que no hablamos de un profesional de 50 años. Aún no ha cumplido los 40.
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