Resolutivo, ingenioso y, como él mismo se define, en esencia hiperactivo. Miguel Olivares se muestra en ocasiones como un niño grande que disfruta enormemente jugando con la publicidad... Inició sus estudios con la idea de trabajar en el lado del anunciante pero, una visita casual al Festival de Cannes le hizo descubrir que en realidad su lugar se encontraba en el mundo de la agencia. Su afán por hacer cosas fuera de lo convencional le llevó a poner en marcha hace unos años, junto a su socio y compañero de fatigas, Javier Carrasco, su propia agencia, La Despensa. Un lugar en el que, como dice Olivares, puedes encontrar "cosas ricas y variadas con las que solucionar un problema en un momento dado... "
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