En la industria del automóvil, el caso Saturn, una marca muy especial lanzada por General Motors a comienzos de los Ochenta, supuso una auténtica revolución. Es verdad que algunos fabricantes, especialmente los japoneses, habían experimentado con segundas marcas para competir en el mercado del lujo, como Nissan con Infinity o Toyota con Lexus. Pero Saturn no aparecía como una marca de lujo, al contrario, nacía para demostrar que se podían hacer las cosas de otra forma orientándose fuertemente al cliente. Según el autor, un experto consultor en el mercado de la automoción, la aparentemente fallida historia de Saturn puede enseñar mucho a GM y a marcas de todo tipo, tanto como para facilitar su supervivencia
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